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Noviembre 2012
Edición No. 285
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epnPrivatizar

Samuel Cepeda Tovar.

Al menos en lo personal yo no escuche mencionar al presidente electo, Enrique Peña Nieto, la palabra privatizar cuando se refirió a PEMEX. Lo que al menos yo entendí fue que el priista profirió la necesidad de inversión privada para hacer eficiente a la paraestatal, situación que esta demasiado lejos de una privatización total de la empresa petrolera.

No obstante, la idea de inversión privada en algunas áreas de PEMEX me parece que no sería ominosa para nuestro país, pues es cierto que PEMEX en la actualidad no cuenta con la tecnología necesaria para la exploración y extracción de crudo en aguas profundas. Sin embargo, no es tema nuevo, en cada fin e inicio de nuevo sexenio se habla de la posibilidad de privatización sin que hasta la fecha algo se haya hecho al respecto, pues para empezar, los mismos estatutos del PRI le impiden intentar hacer propuestas de reforma con fines privatizadores del crudo mexicano. Y por si fuera poco, nuestra propia constitución considera anatema la posibilidad de perder la soberanía sobre nuestro oro negro. Finalmente, PEMEX, posee un patrimonio negativo de 192 mil millones de pesos, si quisiéramos privatizar la empresa, primero habría que pagar esa cantidad. Es decir, pagaríamos por vender la empresa.

Realmente el problema de PEMEX estriba en su operación perenne con números rojos, es decir, con pérdidas constantes a pesar de los altos rendimientos derivados de aumentos tanto de producción como de precios internacionales. El verdadero problema de insolvencia de PEMEX radica en la pesada carga fiscal a la que está sometida dicha empresa por parte del gobierno federal a través de la Secretaria de Hacienda (SHCP), pues en el afán de mantener un aberrante y peyorativo aparato burocrático federal se ha desangrado a la empresa para mantener gasto corriente.

Los datos son más que evidentes: nada más en el periodo de 1985 a 2005, la empresa tuvo ingresos por 471 mil millones de dólares, menos gastos de operación por 215 mil millones, la utilidad es de 256 mil millones de dólares. Sin embargo, PEMEX pago impuestos por la cantidad de 284 mil millones de dólares. Ello nos deja un déficit de 28 mil millones de dólares que la empresa tiene que pagar en impuestos.

Me parece que la inversión privada en PEMEX transformaría inveterados sistemas anacrónicos de producción, eficientizando ciertamente la exploración y extracción, pero de nada serviría si antes el gobierno federal no deja de ordeñar a PEMEX para mantener los privilegios de políticos y altos funcionarios. De ahí que si lo que buscamos es volver a PEMEX una empresa rentable, la solución no es privatizar, sino quitarle de encima los abusivos impuestos que el gobierno federal le aplica a la paraestatal en perjuicio de todos y cada uno de los mexicanos.

 

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